Este 1 de mayo se cumplen 31 años de uno de los días más oscuros en la historia del automovilismo mundial: el fallecimiento de Ayrton Senna. El tres veces campeón del mundo que perdió la vida tras un brutal accidente en la curva Tamburello del circuito de Imola, durante el Gran Premio de San Marino de 1994.
A las 14:17 horas de aquel domingo, el Williams FW16 de Senna se despistó a más de 300 km/h e impactó violentamente contra el muro de hormigón. La autopsia reveló un cuadro devastador: traumatismos múltiples en la base del cráneo, hundimiento frontal, ruptura de la arteria temporal y paro cardíaco.
Las autoridades italianas dictaminaron que el brasileño murió de forma instantánea en el impacto. Sin embargo, a más de tres décadas, la tragedia sigue envuelta en un manto de incertidumbre. Las imágenes televisivas mostraban leves movimientos en la cabeza de Senna tras el choque, mientras que médicos del hospital Maggiore de Bolonia aseguraban que el piloto llegó vivo, aunque en estado crítico.
La ley italiana, que prohíbe declarar fallecimientos en el circuito para evitar responsabilidades penales, alimentó aún más las especulaciones sobre el momento real de su muerte.
La causa oficial de la muerte de Ayrton Senna
La investigación concluyó que la causa más probable fue la rotura de la columna de dirección del Williams, una pieza que había sido modificada apresuradamente a pedido del propio Senna, quien buscaba mayor comodidad al volante.
Según los peritajes, esa soldadura habría cedido en plena curva, dejando al brasileño sin control sobre el coche.
Durante el impacto, una de las suspensiones delanteras se desprendió y perforó el casco de Senna, causándole lesiones letales. A pesar de las investigaciones abiertas por la FIA, el equipo Williams y los tribunales italianos, nadie fue condenado por el accidente. Pero las sombras sobre el caso jamás se disiparon.
Las teorías detrás de la trágica muerte
- Una columna de dirección condenada desde el inicio: Ingenieros y expertos sostienen que la pieza modificada era estructuralmente débil y que el equipo, consciente del riesgo, priorizó la exigencia de su piloto estrella sobre la seguridad.
- Una protesta silenciosa de Senna: Amigos cercanos aseguran que Senna estaba profundamente preocupado por la inseguridad de los coches y las modificaciones reglamentarias de 1994. Algunos teóricos incluso interpretan su última vuelta como un acto simbólico, aunque esta idea es altamente controvertida.
- Ayudas electrónicas: Senna había denunciado irregularidades técnicas en algunos equipos, sugiriendo que usaban ayudas electrónicas prohibidas. Su muerte, paradójicamente, marcó un antes y un después en la vigilancia tecnológica de la Fórmula 1.
- Encubrimiento médico y presión política: La sospecha de que Senna ya estaba clínicamente muerto en la pista, pero que fue declarado oficialmente en el hospital para proteger intereses económicos y evitar juicios penales.