Javier Milei entregó el plan económico al gobierno de Donald Trump, quien le pidió correr a China de sectores clave. En el medio, un sondeo preocupa a LLA.
Milei posteo como verdadera una tapa fake de Clarín sobre la deuda.
A solo dos semanas de las elecciones legislativas del 26 de octubre, una nueva encuesta en la provincia de Buenos Aires encendió las alarmas en el gobierno de Javier Milei. El sondeo, de la consultora Nueva Comunicación, muestra una contundente ventaja de casi 15 puntos para la lista de Fuerza Patria, encabezada por Jorge Taiana, sobre la boleta de La Libertad Avanza, que lleva a la dupla Karen Reichardt y Diego Santilli.
Mientras tanto, la política económica de Argentina fue entregada por el Presidente a Donald Trump y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien desde el norte realiza anuncios sobre el futuro de la economía local.
El estudio, realizado sobre 2.759 casos, posiciona a Taiana con un 43,1% de intención de voto, mientras que la fórmula libertaria alcanza el 28,3%. Esta diferencia en el distrito más poblado del país, considerado "la madre de todas las batallas" electorales, representa un escenario de preocupación para el oficialismo, que busca consolidar su poder en el Congreso.
En un lejano tercer lugar se ubica Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda, con un 4,1%, seguido por Florencio Randazzo (Provincias Unidas) con un 3,3%. El sondeo también refleja un alto porcentaje de indecisos, que llega al 10,6%, un sector clave que ambos espacios buscarán captar en el tramo final de la campaña.
Este panorama adverso para el oficialismo en la provincia de Buenos Aires se suma a otras encuestas que marcan un desgaste en la imagen del presidente y una creciente preocupación por la situación económica.
En medio de un descontrol financiero, Milei viajó a Estados Unidos semanas atrás y en los últimos días lo hizo el ministro Luis Caputo. Desde entonces los principales anuncios sobre la economía argentina no se originan en Buenos Aires, sino en Washington. La figura central de esta dinámica es Scott Bessent, funcionario designado por la administración Trump, quien ha asumido un rol protagónico como vocero de la estabilidad financiera y, de hecho, como administrador informal del peso argentino. Su presencia marca un giro en la gestión económica del país, donde el gobierno nacional ha optado por delegar decisiones clave a un actor extranjero, alejándose tanto de la política como de la conducción económica.
Las declaraciones de Bessent, especialmente a través de sus redes sociales, han adquirido una relevancia inusitada. En un contexto de alta volatilidad, sus mensajes generan más impacto que los comunicados oficiales del Banco Central o del Ministerio de Economía. Una de sus frases más resonantes —cuando aseguró que el Tesoro estadounidense está “preparado para tomar medidas excepcionales para proporcionar estabilidad a los mercados”— fue interpretada como un respaldo explícito al peso argentino y al rumbo económico del oficialismo.
Desde distintos sectores advierten que la ayuda estadounidense llegará con condiciones. La historia de las relaciones financieras entre ambos países sugiere que, más temprano que tarde, llegará la factura. Reformas estructurales, concesiones estratégicas o alineamientos diplomáticos podrían formar parte del precio a pagar. Mientras tanto, la economía argentina parece navegar entre la dependencia externa y la renuncia a su propia autonomía decisional.
Javier Milei y Alejandro Fargosi postearon en las redes una tapa fake de Clarín de diciembre de 2005 que sostiene que Néstor Kirchner le pagó la deuda al Fondo Monetario Internacional tomando deuda con Venezuela a un interés del 16%.
Quien tuiteó la imagen fue el candidato a diputado nacional en la Ciudad de Buenos Aires. Pero luego la reposteó el Presidente con el texto: "Cuando escuches y leas a los kukas criticando nuestra política financiera recordá que ellos precancelaron la deuda con el FMI al 4% para tomar al 16% la de Venezuela".
La tapa fake no es nueva, tiene meses circulando en las redes y ya varios usuarios de X la denunciaron. El trabajo para editar la tapa de Clarín fue muy pobre. La tipografía del título principal no coincide con la usada por el medio por esos días. Pero además, el título cierra con un punto final, un elemento de la gramática que jamás se utilizan en los títulos periodísticos.