La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) realizó un camarazo en repudio a las amenazas del asesor presidencial, Santiago Caputo, y a la creciente violencia contra la prensa. En el país de José Luis Cabezas, estos gestos encienden todas las alarmas.
El ensañamiento del gobierno de La Libertad Avanza con los trabajadores de prensa en Argentina suma un nuevo episodio. Mientras las agresiones y el discurso hostil hacia el periodismo se intensifican, crecen también las expresiones de repudio y defensa del ejercicio libre de la profesión.
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El gesto de Santiago Caputo
En las últimas horas, el asesor presidencial Santiago Caputo protagonizó un gesto intimidatorio hacia el reportero gráfico Antonio Becerra al fotografiar su credencial de prensa en el Congreso Nacional, hecho que fue minimizado por el vocero presidencial Manuel Adorni, quien afirmó que Caputo “solo quería ver si la foto salía bien”. Sin embargo, el gesto fue interpretado por los trabajadores de prensa como un acto de amedrentamiento.
Frente a este episodio, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) se sumó al paro nacional convocado por la CGT y organizó un camarazo en Plaza de Mayo para denunciar la creciente violencia institucional contra la prensa y reafirmar el rol de los reporteros gráficos en una sociedad democrática.
Tiene una impronta filo-mafiosa. Alejandra Bartoliche, vicepresidenta de ARGRA. Tiene una impronta filo-mafiosa. Alejandra Bartoliche, vicepresidenta de ARGRA.
“Caputo ya tiene una impronta filo-mafiosa de ir apretando en el Congreso a las personas que están ahí”, expresó con dureza Alejandra Bartoliche, vicepresidenta de ARGRA. Y agregó: “Apelamos al sentido común. Esto no puede seguir. No se puede atacar a quienes están trabajando. No se puede tocar a un reportero gráfico. Esto está más allá de cualquier convivencia democrática”.
ARGRA denuncia que no es un hecho aislado
Bartoliche también hizo referencia al contexto general de violencia que enfrenta el sector: “Ya no sabemos a quién apelar. Vemos un diseño articulado en el que se golpea a periodistas como Roberto Navarro, se lanza gas lacrimógeno a los fotógrafos como Pablo Grillo, y ahora se amenaza directamente en el Congreso a quienes cubren con una cámara en la mano”.
En medio del clima represivo que se vive en las calles y dentro de los espacios institucionales, ARGRA denuncia también la falta de respuesta por parte del gobierno nacional. “Ya solicitamos reuniones con el Ministerio de Seguridad para encontrar formas de protección y diálogo, pero solo encontramos oídos sordos”, remarcó Bartoliche.
El camarazo, convocado para las 15 en la Pirámide de Plaza de Mayo, buscó visibilizar el riesgo que corren día a día los trabajadores de la imagen y reafirmar el compromiso con la libertad de prensa. “Argentina todavía es una república, aunque a veces parezca que no. Seguiremos denunciando, junto al CELS, cada atropello”, concluyó la vicepresidenta de ARGRA.
La historia reciente de la prensa en Argentina tiene heridas profundas como la desaparición de trabajadores durante la dictadura cívico-militar o el asesinato de José Luis Cabezas, en cuyo nombre ARGRA realiza cada año un acto de memoria. Hoy, la organización vuelve a alzar la voz para advertir: “No sabemos dónde va a terminar esto, pero no vamos a callar”.
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