La vitivinicultura de Mendoza, al borde del abismo: la caída de Norton como síntoma de una crisis estructural
Tres informes advierten que la vitivinicultura en Mendoza paga con una crisis de gran magnitud las consecuencias del modelo económico.
PorGabriela Valdés
3 de noviembre de 2025 - 08:02
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Una debacle en la cadena de pagos se expandió desde las bases hacia el extremo superior de la pirámide de uno de los sectores con mayor incidencia sobre la economía de la provincia.
La cadena de pagos de la vitivinicultura está rota: la crisis se expandió desde las bases hacia el extremo superior de la pirámide de uno de los sectores con mayor incidencia sobre la economía de la provincia.
La presentación de la Bodega Norton en Concurso Preventivo de Acreedores es el botón de muestra de una crisis sistémica en la vitivinicultura de Mendoza. Del negro panorama que atraviesa el sector vienen dando cuenta las entidades sectoriales, con un registro documental y estadístico que explica este colapso, uniendo la coyuntura macroeconómica con el drama social del productor primario, demostrando que la crisis toca a toda la cadena de valor.
El anuncio del inminente default de la bodega mendocina fundada en 1895 por el inglés Edmund James Palmer Norton, quien desembarcó en Mendoza con cepas originarias de Francia –se dio en simultáneo con el desembarco del gobernador Alfredo Cornejo en Francia para participar de la asamblea anual de la Conferencia Anual de las Grandes Capitales del Vino. Sin embargo, el sector atraviesa en Mendozauna crisis con características de colapso, tal como la describen un informe del IERAL, y advirtieron la Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM) y el INV.
Norton
Norton atraviesa una profunda crisis.
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El diagnóstico del IERAL
El Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) indicó en un informe publicado el 30 de octubre que el sector vitivinícola argentino atraviesa una etapa de "debilidad marcada por la combinación de menor demanda mundial, estancamiento del consumo interno y precios deprimidos". Estos factores han generado "un ajuste visible en toda la cadena."
El análisis económico resalta que el sector se encuentra en un momento crítico debido a la sobreoferta y la caída en la competitividad. El IERAL subraya que los "stocks de Vino en Argentina", medidos en meses de consumo, han pasado de un promedio histórico de 4 meses a situarse en "casi 7 meses en los últimos años". Este exceso de oferta es un factor central en la presión de precios a la baja.
stock de vino
En el mercado externo, si bien el precio promedio de los varietales fraccionados exportados cayó gradualmente casi "un 30% en dólares constantes desde su máximo en 2013", el informe proyecta una dificultad aún mayor en la coyuntura macroeconómica inmediata:
"Con un resultado electoral positivo para el oficialismo, continuaría la política de reducir aún más la inflación, siendo una de sus consecuencia un dólar barato, o sea, costos argentinos en dólares más altos. Una dificultad extra para competir con el mundo."
El IERAL también distingue que los "precios reales de la uva se encuentran entre los más bajos de la última década", una situación que se aborda con instrumentos de estabilización, pero que requiere, ante la pérdida de dinamismo del mercado, estrategias de "reconversión y asistencia a productores". El IERAL también distingue que los "precios reales de la uva se encuentran entre los más bajos de la última década", una situación que se aborda con instrumentos de estabilización, pero que requiere, ante la pérdida de dinamismo del mercado, estrategias de "reconversión y asistencia a productores".
El informe concluye que la principal consecuencia de la crisis es el "abandono de viñedos", y que la política central es "cómo asistir a los productores que decidan cambiar de rubro" para hacer una "transición menos traumática para los productores".
Los datos oficiales proporcionados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) a septiembre de 2025 validan el diagnóstico del IERAL y cuantifican la afectación en los mercados. El INV señala que el sector atraviesa una etapa con "precios más bajos en una década", evidenciando el efecto de la pérdida de competitividad.
Las cifras de comercialización son contundentes:
La "comercialización total de vinos en Argentina experimentó una contracción del 2,5%" entre enero y septiembre de 2025, un reflejo del "retroceso del consumo en general" en el mercado interno.
El "volumen total de exportaciones de vino acumuló una caída del 6,3%" en el mismo período.
La crisis del mercado externo es aún más grave cuando se mide por valor. Los datos indican que las "exportaciones totales acumularon una caída del 6,3% en volumen y un 6,8% en valor FOB", lo que implica una fuerte presión sobre los precios unitarios. La crisis del mercado externo es aún más grave cuando se mide por valor. Los datos indican que las "exportaciones totales acumularon una caída del 6,3% en volumen y un 6,8% en valor FOB", lo que implica una fuerte presión sobre los precios unitarios.
El valor FOB de los vinos es el costo del producto hasta que está en el puerto de embarque, incluyendo el precio en bodega, costos de transporte hasta el puerto y embalaje.
Los productores en crisis por los costos que no cierran
La Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM) detalla el estrangulamiento de costos que sufre el eslabón primario. La AVM asegura que el sector atraviesa "una de las peores crisis de rentabilidad que hayamos vivido en décadas", donde "la ecuación económica del productor primario ya no cierra."
La crisis se explica con datos de costos disparados:
"Durante este ciclo 2024/2025, los costos se dispararon de manera insostenible: mano de obra, agroquímicos, fertilizantes, energía, transporte, impuestos, tasas… todo subió menos la uva."
Desde la Asociación queremos hablar con claridad. Hoy, el viñatero mendocino está atravesando una de las peores crisis de rentabilidad que hayamos vivido en décadas.
La Asociación detalló aumentos que incluyen la mano de obra de cosecha en "un 115%" y los fletes en "un 95%", mientras que las tasas e impuestos variaron "entre un 50 y un 250%".
El esquema tributario es calificado de "confiscatorio", argumentando que el Estado se queda con el "57,1% del excedente puro de una finca productiva."
Distorsión en los mercados
La AVM apunta directamente a la distorsión de mercado generada por los grandes stocks:
"El productor 'no tiene poder de negociación'" y las bodegas imponen "valores de compra... a plazos que llegan hasta nueve meses."
Esto conduce al deterioro del manejo cultural de la viña: "Nos exigen estándares internacionales, pero nos pagan por debajo del costo real y a plazos imposibles. Así, nos endeudamos, malvendemos o no podemos ni siquiera podar."
El impacto de la crisis y el caso Norton
La presión económica ha resultado en consecuencias sociales profundas: se ven "fincas abandonadas, familias sin trabajo, jóvenes que emigran y tareas culturales que se paralizan." Las voces de los viñateros en la ruta lo confirman con crudeza: "Nos han llevado ya a la indigencia."
La decisión de la Bodega Norton de presentarse en Concurso Preventivo de Acreedores, aunque presentada como una "estrategia proactiva", es la prueba de que el desequilibrio financiero, generado por la baja de exportaciones y el aumento de costos, ha trascendido la escala del productor para tocar a los pilares de la industria, poniendo en riesgo la promesa de "mantener las fuentes de empleo".
Mendoza ante un dilema estructural
La AVM concluye con una advertencia que resume el dilema estructural de Mendoza:
"Esto no es solo un problema económico. Es una crisis estructural que afecta al tejido social de Mendoza... Cuando cae el viñatero, se debilita todo el entramado rural: el pueblo, la escuela, el almacén, el trabajador, la cultura local, la tradición."
La conclusión final de los viñateros se eleva como un clamor urgente: "Si queremos que Mendoza siga siendo la capital mundial del vino, primero debemos cuidar a quienes producen la uva. Sin productor primario, no hay vino. Y sin vino, no hay Mendoza."