De Lavalle para el mundo. El slogan de Ángel Arancibia está más vigente que nunca. El Diablito se coronó campeón sudamericano de boxeo de local y ante su gente, en un departamento que vibró con su gran promesa. El púgil de Mendoza sigue abriéndose paso y es imposible no ilusionarse.
Arancibia salió a comerse a Claudio Laviñanza, en un combate pactado a 10 rounds que terminó para el mendocino por puntos por fallo unánime. Con el público de su lado, el Diablito se hizo profeta en su tierra para quedarse con el cetro continental que le permite seguir soñando despierto.
Lo del lavallino no es solo motivo de esperanza para su departamento, sino para el boxeo de Mendoza, tan deteriorado en el último tiempo. Cuna de siete campeones mundiales, encontrar un talento de este tipo es para, al menos, tener la expectativa de volver a gestar un gran campeón nacido en la tierra de Pastor Corro, Locche, Chacón y Reveco.
El boxeo de Mendoza busca despertar
Con el Diablito Arancibia como exponente, la escena del deporte quiere recuperar su mística. Con la promotora de Pandolfino box encabezando varios festivales más el semillero que sigue puliendo Pablo Chacón, en la provincia hay esperanza de poder tener el nivel que disfrutó durante años.