El fin de semana largo por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural dejó un sabor amargo para el turismo en Mendoza. Aunque los datos oficiales diufndidos indican que la ocupación hotelera promedio alcanzó el 60%, con picos en Ciudad, San Rafael y Luján de Cuyo, los prestadores del sector hblan de un volumen menor e incluso resaltan que el supuesto moviento del que hablan las autoridades no alcanza para compensar una realidad preocupante: la caída sostenida en la llegada de visitantes, el desplome del consumo y un éxodo creciente hacia Chile que erosiona la economía local.
Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los turistas desembolsaron $262.627 millones en todo el país, lo que representa una caída real del 16,2% real frente a los $228.479 millones registrados en 2024. La causa principal: estadías más cortas, consumo moderado y un contexto económico que desalienta el turismo interno y empuja a los argentinos a buscar mejores precios del otro lado de la Cordillera o a concretar escapadas al experior.
El “dólar barato” y la fuga de turistas
En Mendoza, la pérdida de competitividad del tipo de cambio es un golpe directo al corazón del turismo receptivo. Con un “dólar barato” para viajar y carísimo para vivir , los visitantes extranjeros —especialmente de Brasil, Chile y Europa— dejaron de ver a la provincia como un destino accesible. Al mismo tiempo, miles de argentinos optaron por cruzar a Chile, donde los precios en indumentaria, tecnología y alimentos resultan más convenientes.
Durante el fin de semana largo, los pasos internacionales Cristo Redentor (Mendoza) y Cardenal Samoré (Neuquén) colapsaron con largas filas, demoras de varias horas y controles reforzados por parte de Migraciones. Supermercados chilenos lanzaron promociones especiales para turistas argentinos. Mientras tanto, en Mendoza, como viene ocurriendo en las últias temporadas de vacaciones, los prestadores turísticos esperaban reservas que nunca llegaron.
San Rafael: el corazón de Mendoza siente el impacto
Eber Martínez es empresario de turismo aventura en el corazón turistico de San Rafael, el Valle Grande, y resumió con crudeza el panorama a ElEditor Mendoza: “La realidad que estamos pasando es muy triste. Se nos está haciendo muy difícil. Somos muchos prestadores y de muchas áreas: hoteleros, gastronomía, actividades recreativas, transporte… y tenemos mucha incertidumbre acerca de cómo vamos a generar trabajo”.
Martínez, que lleva más de 15 años en el rubro, explicó que su empresa —dedicada al rafting y actividades de montaña— emplea a 15 personas y atraviesa una de las peores temporadas en años. “El sector está muy golpeado hace dos años, pero este último año en particular es muy difícil. Nos complicaron las pocas nevadas, las tormentas… . Con el cambio en las costumbres de los viajeros y el turismo estudiantil los viajes se distribuyen a lo largo del año. Entonces octubre y noviembre solían ser meses fuertes, pero hoy hay un bajísimo nivel de consultas y reservas”, señaló.
Entre agosto y octubre, San Rafael registró entre un 30% y 40% menos de visitantes que en 2024. En Semana Santa, la caída fue aún más pronunciada: “Tuvimos 50% menos seguro, fue tremenda la baja”, aseguró. Para Martínez, el ajuste económico está afectando directamente a los sectores medios: “Entendemos que la clase media, los jubilados, los que trabajan en salud están pagando lo que supuestamente iba a pagar la casta”.
Promociones que no alcanzan
El Ente Mendoza Turismo (Emetur) y el sector privado desplegaron acciones de promoción para sostener el movimiento: descuentos en gastronomía, experiencias vitivinícolas y paquetes para turismo interno. Pero las estrategias de último momento no logran revertir el deterioro estructural. Mendoza sigue figurando entre los destinos más buscados en plataformas como Booking y Despegar, pero con estadías más breves y un gasto promedio cada vez más bajo.
“Hoy el turista cuida cada peso. Elige destinos cercanos, reserva sobre la hora y reduce gastos en gastronomía y excursiones”, explicaron desde el sector hotelero. La ocupación del 60% es apenas un consuelo en un escenario donde el turismo internacional se esfuma y el nacional se fuga.
Por cada turista que llegó, salieron tres
Según datos oficiales de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) del INDEC, 643.800 turistas argentinos salieron del país en junio de 2025, lo que representa un incremento interanual de +28,6% respecto a junio de 2024. En el caso de Mendoza: por el aeropuerto mendocino salieron 11.800 turistas (+54,7%) y por el Paso Cristo Redentor, 145.200 egresos (+37,8%).
La merma es muy significativa: Mendoza pasó de tener un saldo negativo de -60.900 turistas en junio 2024 (combinando aeropuerto y paso fronterizo) a un déficit de -145.200 turistas en junio 2025. Esto implica que por cada visitante que llegó, más de tres mendocinos cruzaron la frontera.
Los destinos favoritos fueron Brasil, Chile, Europa y Estados Unidos/Canadá, y el perfil del viajero consolidó una tendencia: viajes por ocio (82,9%), alojamiento en hoteles 4 y 5 estrellas (59%), y gasto diario promedio de USD 107.
Un modelo que hace agua
El fenómeno del “dólar barato” y el ajuste económico no solo afectan al turismo: exponen la fragilidad de un plan de ajuste que secó los bolsilos de los trabajadores, cumbustible principal del turismo nacional y, claro está, de Mendoza. La oferta consolidada en enoturismo, naturaleza y cultura, necesita más que promociones: necesita condiciones estructurales que devuelvan atractivo al destino frente al mundo.
Mientras tanto, los turistas cruzan la frontera, las pymes se achican y los trabajadores del sector acumulan incertidumbre. El turismo mendocino, que alguna vez fue motor de desarrollo, hoy navega a la deriva entre la resignación y la resistencia.
