Mendoza no escapa al derrumbe del empleo en blanco en todo el país. Datos oficiales cruzados con un informe de expertos ilustran la dimensión de la caída.
La precarización laboral en Mendoza se sostiene con el paso del tiempo. Crecen las legiones de monotributistas.
Mendoza atraviesa un escenario de contracción en el empleo formal que refleja, en escala territorial, las tendencias nacionales registradas durante 2024 y 2025. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) permiten trazar un diagnóstico preciso: caída en el número de asalariados privados, retroceso en sectores clave como la construcción y la industria manufacturera, y pérdida de empleadores que debilita el tejido empresarial.
El análisis conjunto de ambas fuentes revela que Mendoza no escapa a la dinámica de ajuste estructural que atraviesa el país, marcada por la reducción de puestos de trabajo, el cierre de empresas y la fragilidad de los ingresos frente a la inflación.
El informe oficial del SIPA muestra que en septiembre de 2025 Mendoza contaba con 239,8 mil asalariados privados registrados, frente a los 241,2 mil de septiembre de 2024. Esto implica una caída interanual del 0,6%, equivalente a 1.400 empleos menos.
La tendencia mensual también es negativa:
Julio 2025: +0,2%
Agosto 2025: −0,2%
Septiembre 2025: −0,7%
Este deterioro progresivo en el tercer trimestre ubica a Mendoza entre las provincias con contracción significativa, aunque no tan extrema como Santa Cruz (−10%) o Salta (−4,8%).
La lectura técnica es clara: Mendoza se suma al grupo de jurisdicciones donde el empleo formal privado no logra sostenerse, con una caída más intensa que el promedio nacional (−0,2% mensual).
El SIPA identifica a la industria manufacturera (−1,8% interanual) y a la agricultura (−0,7%) como dos de los sectores con mayor contracción a nivel nacional. Ambos rubros son centrales en la estructura productiva mendocina.
La industria de Mendoza destruyó 13.064 puestos de trabajo bajo la presidencia de Javier Milei y la segunda gobernación de Alfredo Cornejo. Los industriales mendocinos en conjunto eliminaron en un año 36 de cada cien de sus empleos. Ni siquiera con la cuarentena por la pandemia fue tan dramática la situación para los trabajadores del sector. Los datos perteneces a la base de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE).
Con la aniquilación récord de puestos de trabajo, los industriales redujeron su participación en la bolsa del empleo de la provincia al 11,8% del total, cinco puntos menos de su incidencia en el segundo semestre de 2019, antes de la irrupción del Covid-19. La contextura del empleo industrial en Mendoza es 17% más pequeña que la formateada por la parálisis casi total de la actividad ante la amenaza letal de un virus expandido globalmente.
La industria vitivinícola y agroalimentaria, motor histórico de la provincia, enfrenta dificultades para sostener el empleo formal.
La manufactura, vinculada a la elaboración de alimentos y bebidas, también muestra signos de retroceso.
En paralelo, sectores como la construcción (+1,0% interanual a nivel nacional) y el comercio (+1,1%) exhiben dinamismo, aunque en Mendoza no logran compensar la pérdida en agro y manufactura.
El informe del CEPA complementa el diagnóstico al analizar la evolución de los empleadores registrados en el sistema de riesgos del trabajo. Entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025, el país perdió 20.134 empresas con trabajadores registrados, lo que equivale a 30 cierres por día.
Los sectores más afectados fueron:
Transporte y almacenamiento: −4.851 empleadores (−12,3%).
Comercio: −3.750 empleadores (−2,5%).
Servicios inmobiliarios: −3.005 empleadores (−10,1%).
Construcción: −1.772 empleadores (−8,1%).
Industria manufacturera: −2.122 empleadores (−4,3%).
La contracción en construcción y manufactura, señalada también por el SIPA, se traduce en Mendoza en un debilitamiento del tejido empresarial. La pérdida de empleadores implica menos capacidad de absorción de mano de obra y mayor precarización del mercado laboral.
El CEPA estima que entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025 se perdieron 280.984 puestos de trabajo registrados en unidades productivas (−2,85%). La caída equivale a 420 empleos menos por día desde la asunción del gobierno de Javier Milei.
Los sectores con mayor impacto fueron:
Administración pública: −88.342 empleos (−3,3%).
Construcción: −77.383 empleos (−16,2%).
Industria manufacturera: −59.127 empleos (−4,9%).
Transporte y almacenamiento: −53.642 empleos (−10%).
En Mendoza, donde la construcción y la manufactura son pilares de la economía, estas cifras nacionales se reflejan en la contracción provincial. La caída del 0,6% en asalariados privados registrada por SIPA se explica en gran medida por el retroceso en estos sectores.
Un aspecto clave que aporta el CEPA es la distribución de la pérdida de empleadores y trabajadores según el tamaño de las empresas:
Pymes (<500 trabajadores): representan el 99,6% de los empleadores perdidos (−20.053).
Grandes empresas (>500 trabajadores): concentran el 69,4% de los puestos de trabajo expulsados (−195.105).
Esto significa que, aunque las pymes son las más afectadas en términos de cierres, las grandes firmas son las que más redujeron personal. En Mendoza, donde conviven bodegas de gran porte con una extensa red de pymes agroindustriales, el impacto es doble: cierre de pequeñas unidades productivas y ajuste de plantillas en empresas líderes.
El SIPA informa que en septiembre de 2025 la remuneración media bruta fue de $1.797.893, con un incremento del 37,8% interanual. La mediana salarial alcanzó $1.355.988 (+35,6%).
Sin embargo, al contrastar con la inflación acumulada, el crecimiento nominal no se traduce en mejora del poder adquisitivo. En Mendoza, donde el costo de vida se ve presionado por aumentos en alimentos y servicios, los salarios formales pierden capacidad de compra, profundizando la sensación de retroceso.
La combinación de los datos del SIPA y del CEPA permite delinear el impacto en Mendoza:
Retroceso del empleo formal privado: −0,6% interanual, con caída mensual más intensa que el promedio nacional.
Sectores críticos: agro y manufactura en baja, construcción sin capacidad de compensar.
Pérdida de empleadores: debilitamiento del tejido empresarial, con cierres de pymes y ajuste en grandes firmas.
Salarios insuficientes: suba nominal que no alcanza a cubrir la inflación.
El resultado es un escenario de fragilidad laboral y social, donde la contracción del empleo formal se combina con ingresos deteriorados y menor capacidad de absorción empresarial.
Mendoza enfrenta un retroceso silencioso en el empleo formal, que refleja las tensiones estructurales del mercado laboral argentino. La caída de asalariados privados, el cierre de empleadores, el ajuste en sectores clave y la pérdida de poder adquisitivo configuran un panorama complejo.
La provincia se encuentra atrapada en una dinámica nacional de contracción, donde las reformas normativas, la crisis sectorial y la presión inflacionaria convergen para debilitar el trabajo registrado.