Pascuas sin culpa.

Cómo cuidar la salud mental después de los excesos

¿Te pasaste con el chocolate y la rosca? Tranquilo: no hace falta ayunar ni matarte en el gimnasio. Se puede volver al equilibrio y cuidar la salud mental.

El Editor Mendoza | ElEditor Mendoza
Por ElEditor Mendoza
20 de abril de 2025 - 20:12

Terminó la Pascua y con ella llegaron la panza inflamada, la culpa por el exceso de azúcar y esa necesidad de “hacer algo urgente”. Pero no, no necesitás castigar tu cuerpo y afectar tu salud mental. Con algunos ajustes simples en tus hábitos, podés recuperar el bienestar sin sufrir en el intento.

El “volver a la normalidad” no tiene que ser una lucha. Es un reencuentro con el equilibrio.

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El plan para resetear cuerpo y mente

Huevos, roscas, juntadas con comida por demás... Pascua deja un saldo dulce, pero también pesado. La tentación de hacer ayuno o arrancar dietas extremas aparece rápido, pero los especialistas coinciden: no es necesario ni saludable.

Lo ideal es volver a lo básico: comida real, porciones equilibradas y nada de culpas. Alterná los dulces que te quedaron con frutas frescas, yogur natural o frutos secos. Elegí chocolates con alto porcentaje de cacao (¡más del 60%!) y estirá su consumo en el tiempo. Sumá verduras, proteínas magras y grasas buenas a tus comidas para sentirte saciado y nutrido.

Dormir bien, evitar el alcohol por unos días y retomar rutinas te va a hacer sentir mejor en menos tiempo del que pensás.

Consejos para cuidar la mente después de comer en exceso

1. Evitá la culpa: no hiciste nada mal

Comer de más en una celebración es humano. No te castigues mentalmente. La culpa solo aumenta el estrés y dificulta volver a hábitos saludables. Practicá la autocompasión.

2. Observá tus pensamientos sin juzgarte

Después de un atracón es común que aparezcan pensamientos negativos como “soy un desastre” o “no tengo control”. Detectalos y reemplazalos por frases más amorosas como: “Estoy aprendiendo a cuidarme”.

3. No conviertas la comida en un castigo o premio

Volvé a vincularte con la comida desde el placer y la nutrición. Saltarte comidas o hacer “castigo físico” con ejercicio excesivo solo profundiza el ciclo emocional.

4. Practicá el mindfulness

Conectarte con el presente te ayuda a salir del bucle mental. Respirá profundo, caminá conscientemente, hacé una meditación guiada o simplemente observá cómo te sentís sin reaccionar.

5. Hablá con alguien

No te encierres en el malestar. Compartir lo que sentís con alguien de confianza (o con un profesional) puede aliviar la carga emocional y dar perspectiva.

6. Retomá hábitos sin rigidez

No hace falta “compensar” lo que comiste. En cambio, volvé a lo que te hace bien: moverte, cocinar algo nutritivo, hidratarte, descansar. Eso es autocuidado real.

7. Alejate del “todo o nada”

No caigas en extremos. No se trata de empezar una dieta perfecta ni de rendirse del todo. Volvé al equilibrio, un paso a la vez.

Movimiento, agua y autocuidado: el combo que funciona

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No hace falta matarse en el gimnasio. Caminatas, bici o ejercicios en casa ayudan a oxigenar el cuerpo, quemar calorías y levantar el ánimo. Si lo hacés al aire libre, mejor: la vitamina D también suma.

La hidratación es tu aliada silenciosa. Beber suficiente agua ayuda a eliminar toxinas, mejora la digestión y deja la piel más radiante. A eso sumale una buena higiene bucal (clave después del azúcar) y cremas hidratantes para cuidar la piel desde afuera también.

El “volver a la normalidad” no tiene que ser una lucha. Es un reencuentro con el equilibrio. Regalate comidas caseras, mové el cuerpo, dormí bien y rodeate de gente que te haga bien. Lo importante no es castigarte por lo que comiste, sino elegir cómo querés sentirte a partir de ahora.

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