En una decisión que reflota tensiones internas dentro de las Fuerzas Armadas, el ministro de Defensa Luis Petri oficializó la intención del Gobierno argentino de adquirir 27 vehículos blindados Stryker a Estados Unidos. El anuncio, realizado durante una visita al Pentágono junto al secretario de Defensa norteamericano Pete Hegseth, fue interpretado por sectores castrenses como una nueva muestra de desdén a los criterios técnicos del Ejército.
Los Stryker 1126, con pasado en escenarios como Irak y Afganistán, fueron elegidos según Defensa por su “capacidad de movilidad, protección y respuesta operativa”. Sin embargo, diversas fuentes militares consultadas por portales especializados cuestionan tanto el costo como la conveniencia técnica y logística de la compra.
,Fuentes del Ejército aseguran que había opciones mejores que estaban siendo barajadas, según citó LPO en referencia a los Guaraní brasileños. Estos vehículos no solo se adaptan a la topografía argentina, sino que incorporan componentes de fabricación nacional como motores y transmisiones de IVECO. La decisión de descartar esta opción —más económica, interoperable con Brasil, y beneficiosa para la industria nacional— generó un profundo malestar puertas adentro.
La compra a Estados Unidos, bajo la lupa
El acuerdo con Estados Unidos implica un desembolso de 100 millones de dólares por los 27 vehículos, una negociación bilateral calificada como “ventajosa” por el ministro por debajo del precio de mercado. Sin embargo, los números contrastan con la propuesta brasileña: 161 Guaraníes por 400 millones de dólares, lo que arroja un costo por unidad notablemente inferior (USD 2,5 millones frente a los USD 3,7 millones por cada Stryker).
Además, los militares remarcan que se trata de unidades usadas, parte de un lote ya descartado por Chile. Los Stryker tampoco son anfibios, una característica crítica para operar en diversas geografías locales, y su mantenimiento demandaría infraestructura externa, elevando los costos operativos. Además, los militares remarcan que se trata de unidades usadas, parte de un lote ya descartado por Chile. Los Stryker tampoco son anfibios, una característica crítica para operar en diversas geografías locales, y su mantenimiento demandaría infraestructura externa, elevando los costos operativos.
Petri tensa el clima interno
Más allá del aspecto técnico, la elección de los Stryker se inscribe en una política exterior que busca alinear a Argentina con los Estados Unidos, en sintonía con otras decisiones recientes como la adquisición de aviones F-16 y el acercamiento a la OTAN. Más allá del aspecto técnico, la elección de los Stryker se inscribe en una política exterior que busca alinear a Argentina con los Estados Unidos, en sintonía con otras decisiones recientes como la adquisición de aviones F-16 y el acercamiento a la OTAN.
Pero dentro de las Fuerzas Armadas la lectura es distinta: crece el malestar ante lo que consideran una conducción política que desatiende la planificación y capacidades locales. La tensión se agudiza en un contexto ya cargado, con conflictos abiertos en el Colegio Militar y rumores sobre la posible clausura de la constructora castrense.