En el último año el crédito bancario en Mendoza tuvo un crecimiento acelerado tras un largo periodo de contracción. Según datos del IERAL de la Fundación Mediterránea, los préstamos aumentaron un 90% anual desde el segundo trimestre de 2024, reflejando una mayor disponibilidad de financiamiento para empresas y personas.
Sin embargo, este repunte no está exento de interrogantes sobre su sostenibilidad y los costos que implica, especialmente en un contexto de ajuste fiscal y restricciones económicas heredadas de años anteriores.
Desde mediados de 2018, los préstamos habían venido en caída libre, arrastrados por la incertidumbre financiera, la alta inflación y las restricciones cambiarias. Para 2023, el crédito era escaso y las tasas reales resultaban negativas, lo que impedía un acceso fluido a financiamiento productivo. Sin embargo, a partir de 2024, el panorama cambió drásticamente: la menor demanda de fondos bancarios por parte del Estado, sumada a una mayor confianza de los ahorristas, generó un incremento de los depósitos y permitió a los bancos otorgar más préstamos al sector privado.
El impacto en Mendoza fue significativo. En la provincia, los créditos crecieron en todos los segmentos, incluyendo personas y empresas, aunque con marcadas diferencias entre sectores.
La construcción, principal beneficiaria
La construcción, que en 2024 fue golpeada por la caída de la obra pública, es uno de los rubros con mayor incremento en préstamos. En cambio, otros sectores estratégicos como la industria vitivinícola han recibido menor financiamiento, reflejando las dificultades de la producción orientada a la exportación en un país donde el dólar sigue encareciendo costos.
No obstante, el acceso al crédito no se tradujo en condiciones favorables para todos. Las tasas activas de interés se dispararon desde 2024, pasando de valores negativos en 2023 a niveles que pueden convertirse en una barrera en lugar de un incentivo, indica el IARAF.
Para préstamos personales, la Tasa Efectiva Anual (TEA) neta de inflación alcanza el 60%, mientras que las empresas enfrentan tasas menores pero aún elevadas (16% en documentos y 6% en dólares). Esto supone un desafío para sectores que requieren financiamiento para inversión y crecimiento, limitando el impacto positivo del mayor volumen de préstamos.
Comparación con la convertibilidad
El informe del IERAL pone en perspectiva el actual crecimiento del crédito en Mendoza con lo ocurrido en la década de 1990, durante el período de Convertibilidad (1991-1998). En ese entonces, los préstamos aumentaron a un ritmo promedio del 24% anual en los primeros años, gracias a la estabilidad cambiaria y a un sistema financiero que comenzaba a abrirse. Sin embargo, tras la crisis del Tequila en 1995, el crédito se estancó y perdió dinamismo.
Mendoza enfrentó un golpe adicional en 1996, cuando se privatizaron los bancos públicos provinciales. Durante ese proceso, una parte de la cartera de préstamos en problemas se trasladó al gobierno mendocino, reduciendo significativamente la oferta de financiamiento y dejando a empresas y particulares con menos posibilidades de acceder a crédito.
En comparación con ese escenario, señalan, el crecimiento actual parece alentador, aunque persisten riesgos asociados a la inflación y a las elevadas tasas de interés, que podrían frenar la expansión del financiamiento en los próximos meses.
Durante los años de Convertibilidad, los depósitos crecieron a un ritmo del 37% anual, lo que permitió sostener la oferta de préstamos. Hoy, en Mendoza, los depósitos del sector privado han aumentado un 30% en nueve meses, aunque han mostrado una caída en los últimos dos meses debido a la incertidumbre cambiaria. Si la confianza en el sistema financiero no se mantiene, el crédito podría enfrentar dificultades similares a las experimentadas en la segunda mitad de los años 90.
Perspectivas y desafíos
Si el actual plan económico se mantiene, es probable que el crédito siga aumentando en Mendoza. Sin embargo, los efectos del ajuste fiscal y de una economía cara en dólares podrían generar una demanda heterogénea de financiamiento, favoreciendo a algunos sectores mientras que otros continúan con dificultades.
Reducir el riesgo país y las expectativas de devaluación será clave para mejorar las condiciones del crédito y evitar que las tasas activas sigan elevadas. Asimismo, la reducción de impuestos asociados a los préstamos, como Ingresos Brutos, Sellos e IVA, podría aliviar los costos financieros y permitir que más empresas accedan a financiamiento sin comprometer su rentabilidad.
En definitiva, Mendoza se enfrenta a una disyuntiva: el crecimiento del crédito podría representar una oportunidad para la reactivación económica, pero los elevados costos financieros y la inestabilidad pueden limitar el impacto positivo de este fenómeno. Si las condiciones macroeconómicas no mejoran, el auge del crédito podría convertirse en un espejismo más que en una recuperación sostenida.
4870-Informe de Coyuntura Regional Cuyo.pdf