Un 28 de marzo, pero del año 2004, Independiente Rivadavia escribía uno de sus cápitulo más importante de su historia al derrotar al rival de toda la vida, Gimnasia y Esgrima, y mandarlo al descenso. Un partido que cambió para siempre el clásico más importante que tiene la provincia de Mendoza.
En aquella jornada, la Lepra logró un triunfo que valió más que tres unidades más en el Torneo Argentino A, sino que mandó al descenso directo a nada más ni nada menos que al Lobo.
La contienda se llevó a cabo en una tarde soleada en el estadio Malvinas Argentinas. Ese día, el Azul derrotó al Mensana por la mínima con el tanto de Gustavo Ortiz.
El hombre de Independiente Rivadavia adelantó y le puso cifras definitivas al compromiso en el complemento, dejando nulas las chances del Pituco de permanecer en la categoría.
El segundo descenso del Lobo a manos de la Lepra
Como si esto no fuera poco, el Azul descendió en dos oportunidades al Mensana: se repitió la historia en el año 2007 y bajo la misma categoría. Luego de un nuevo ascenso de Gimnasia al Argentino A, los equipos del parque volvieron a protagonizar un nuevo clásico que paso a los libros de historia.
La contienda se llevó a cabo el 21 de abril y nuevamente el Malvinas Argentinas fue testigo de otro clásico histórico a favor de Independiente Rivadavia. En aquella oportunidad, la Lepra venció 2-1 al Lobo y lo mandó una vez más, al Argentino B.