La debacle de la industria nacional es admitida incluso por la UIA, que apoya el plan de ajuste de Javier Milei. El impacto de la caída en el empleo.
La industria manufacturera no levanta cabeza.
La industria manufacturera argentina concluye el 2025 en un escenario de retroceso y vulnerabilidad. El último Informe de Actualidad Industrial del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA) confirma que noviembre cerró con una caída interanual del 6% y una baja mensual desestacionalizada del 1%, afectada además por menos días hábiles debido a los feriados.
Aunque el acumulado anual muestra un crecimiento del 3,1% respecto de 2024, el avance responde más a la baja base de comparación que a una recuperación genuina. La actividad se mantiene un 9% por debajo de los niveles de 2023 y más de un 9% inferior a 2022, con indicadores que retroceden a valores similares al cuarto trimestre de 2024.
Los datos del INDEC citados por la UIA reflejan que en octubre la producción industrial cayó 2,9% interanual, con una tendencia negativa que ya acumula nueve meses consecutivos. Once de los 16 sectores mostraron bajas, destacándose textiles (-24%), calzado (-15,1%) y plásticos (-12%). Solo algunos rubros, como motos (+11,4%) y refinación de petróleo (+3,2%), lograron crecer. Las cifras adelantadas de noviembre profundizan la crisis: cemento (-7,7%), construcción (-7,1%), automotriz (-22,1%), energía de grandes usuarios (-5,8%) y bebidas (-6,9%).
Mendoza atraviesa un escenario de contracción en el empleo formal que refleja, en escala territorial, las tendencias nacionales registradas durante 2024 y 2025. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) permiten trazar un diagnóstico preciso: caída en el número de asalariados privados, retroceso en sectores clave como la construcción y la industria manufacturera, y pérdida de empleadores que debilita el tejido empresarial.
El análisis conjunto de ambas fuentes revela que Mendoza no escapa a la dinámica de ajuste estructural que atraviesa el país, marcada por la reducción de puestos de trabajo, el cierre de empresas y la fragilidad de los ingresos frente a la inflación.
El informe de la Fundación Observatorio PyME advierte que las pequeñas y medianas empresas sufren una caída acumulada del 4,1% en producción y del 4,6% en empleo en el tercer trimestre. El 81% reporta presión de costos y más de un tercio reconoce pérdida de mercado frente a importaciones chinas. Los retrasos en pagos y las dificultades financieras agravan el cuadro.
El informe oficial del SIPA muestra que en septiembre de 2025 Mendoza contaba con 239,8 mil asalariados privados registrados, frente a los 241,2 mil de septiembre de 2024. Esto implica una caída interanual del 0,6%, equivalente a 1.400 empleos menos.
La tendencia mensual también es negativa:
Julio 2025: +0,2%
Agosto 2025: −0,2%
Septiembre 2025: −0,7%
Este deterioro progresivo en el tercer trimestre ubica a Mendoza entre las provincias con contracción significativa, aunque no tan extrema como Santa Cruz (−10%) o Salta (−4,8%).
La lectura técnica es clara: Mendoza se suma al grupo de jurisdicciones donde el empleo formal privado no logra sostenerse, con una caída más intensa que el promedio nacional (−0,2% mensual).
La Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA), liderada por Ricardo Pignanelli, denuncia una “desindustrialización inducida” por las políticas del gobierno de Javier Milei.
Según la entidad, la producción manufacturera se contrajo un 9,5% en 2025 respecto de 2023, con la pérdida de más de 42.000 empleos registrados y el cierre de casi 2.000 empresas desde noviembre de 2023. Los gremios convocan a un Congreso de la Producción, Trabajo y Calidad de Vida, con el lema: “Sin producción no hay futuro, sin trabajo no hay justicia social y sin industria no hay soberanía económica ni desarrollo”.
El balance del año muestra que, tras el rebote de 2024, la industria no logró recuperar los niveles previos. La demanda interna debilitada, la competencia importada y la falta de políticas de apoyo colocan al sector en una posición frágil. El 2025 termina con la industria argentina en alerta, entre la contracción y el estancamiento, y con un horizonte que exige definiciones urgentes.