La última semana resultó especialmente difícil para el presidente Javier Milei, marcada por crisis en distintos frentes políticos e internacionales. El rechazo en el Senado a sus propuestas para integrar la Corte Suprema, la frustrada reunión con Donald Trump en Estados Unidos y las repercusiones de sus declaraciones sobre las Islas Malvinas delinearon un panorama adverso para el mandatario.
Acto separado por Malvinas y rechazo por defender kelpers
El primer foco de conflicto surgió a raíz del discurso del 2 de abril, en el que Javier Milei hizo referencia a la "autodeterminación" de los habitantes de las Islas Malvinas, lo que generó críticas de veteranos de guerra y referentes de la oposición. Sus dichos fueron interpretados como una concesión a la soberanía británica sobre el archipiélago, contradiciendo las resoluciones de Naciones Unidas que consideran al territorio como un enclave colonial.
A pesar de los intentos de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por relativizar las afirmaciones del Presidente, las repercusiones no se hicieron esperar: organizaciones de excombatientes solicitaron su juicio político y distintos espacios políticos expresaron su repudio.
Senado rechazó los pliegos de Lijo y Mansilla
El panorama se complicó aún más este jueves, cuando el Senado rechazó los pliegos de los juristas Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, propuestos por el Poder Ejecutivo para ocupar vacantes en la Corte Suprema. La negativa legislativa expuso debilidades en las negociaciones oficiales y generó cuestionamientos sobre la estrategia parlamentaria del gobierno.
Estados Unidos, un ancla
Como cierre de una semana tensa, Milei regresó de Estados Unidos sin lograr uno de sus principales objetivos: una fotografía con Donald Trump, en el marco de su participación en una cumbre de líderes conservadores en Mar-a-Lago, Florida. Según trascendió, el expresidente estadounidense no asistió al evento, y ni siquiera se confirmó qué reconocimiento iba a recibir el jefe de Estado argentino.
En paralelo, la economía local recibió un nuevo golpe: los activos financieros argentinos se desplomaron hasta un 13% este viernes, tras la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos a las exportaciones de varios países, incluida Argentina. La medida, impulsada por el propio Trump, afectó incluso a gobiernos cercanos ideológicamente, dejando en evidencia que la afinidad política no garantiza beneficios comerciales.